sábado, 18 de febrero de 2017

STORY CUBES & IKONIKUS

En nuestro laboratorio didáctico nos encantan los juegos de mesa y este mes apostamos por: Story Cubes e IKONIKUS. Hablar de estos juegos es destacar dos potentes herramientas para desarrollar el pensamiento creativo y la gestión emocional. Los seres humanos pensamos en imágenes, de ahí precisamente nace nuestro tesoro más preciado: LA IMAGINACIÓN, y usarla en familia con tus hijos es muy efectivo, si os quedáis sin recursos aquí van dos buenas opciones que queremos compartir con vosotros para estos días de lluvia.

Cómo me sentiría si...

 Con esta frase comienza el juego IKONIKUS, una baraja de cartas cargada de imágenes en su interior. El mecanismo es muy simple, se reparten tres cartas a cada jugador, uno de ellos tendrá que hacer de juez y lanzar una pregunta, recibirá las respuestas a través de las cartas que dejarán el resto de jugadores sobre la mesa. Cada carta tiene un icono que deberá inspirar en los participantes una emoción, sensación o sentimiento con relación a la pregunta lanzada. Ganará el niño o niña que haya empatizado más con el juez, es decir, el dueño de la carta elegida por el jugador que lanzó la pregunta. 



El juego es simple pero muy eficaz para trabajar la expresión oral y lo más importante: LA EMPATÍA. Tan sólo hay que empezar con la frase Cómo me sentiría si..., por ejemplo, si mi mejor amigo me ignora en el patio o cómo me sentiría si un dinosaurio entrara en clase de matemáticas (ambas preguntas las hemos trabajado). Jugando a Ikonikus surgen debates muy interesantes y se pueden sacar a la palestra temas que nos preocupan para ser resueltos por todos, otro ejemplo real fue: Como me sentiría si sacase un cero en un examen a lo que Iman respondió con ese famoso icono en forma de caca que todos conocemos, otros niños y niñas lo hicieron con un túnel oscuro, una bombilla rota, unas cadenas e incluso un coche lanzándose al vacío, a veces las situaciones son de lo más disparatadas pero la mayoría de las veces nos hacen pensar, y mucho. Las respuestas de los niños siempre son honestas y brillantes pero lo mejor de todo es la complicidad que se genera entre ellos y la buena herramienta que es, no sólo para fomentar la empatía, también para la resolución de conflictos si enriquecemos el juego metiéndonos en debates. 


Érase una vez...

Érase una vez unos dados con infinitas posibilidades de juego y aprendizaje. Se llaman Story Cubes y la única norma para jugar es lanzarlos y crear historias con ellos, así de simple. Dentro de la biblioteca hemos trabajado con diferentes formatos, en diciembre usamos los de Navidad (Storyteller de la tienda Tiger) y para escritura creativa lo hacemos con los clásicos Story Cubes, los de color naranja, que solemos completar con la caja azul de acciones o el de hechizos. La temática es amplia, los podemos encontrar de Prehistoria, deportes, viajes, medieval, terror o, la que será mi próxima adquisición, los divertidos dados de Mitología.
 El juego es muy útil como herramienta pedagógica, sobre todo en aula de idiomas o de lengua, ya que estás obligado a traducir imágenes y acciones en palabras y eso potencia muchísimo la expresión oral o escrita, si quieres pasar un rato divertido no tienes más que hacer una tirada de tres dados para adivinar el futuro del compañero que tienes al lado o, si son demasiados participantes, enlazar una historia disparatada con un dado cada uno.


¿Cómo trabajamos en la biblioteca? De momento los niños y niñas del laboratorio ya son capaces de elaborar sus propios microrrelatos en tres tiradas que equivalen a: INTRODUCCIÓN, DESARROLLO Y DESENLACE, poco a poco a base de lanzar dados vamos superando ese “síndrome de la hoja en blanco” que nos acosaba en los primeros talleres.
El pasado jueves experimentamos con un micro-cuento sobre unos monstruos muy especiales, por ejemplo el Cíclope Escupe-Uñas de Inés, el Troll Lame-Sapos de Adam o la Momia Come-Ojos de Mohamed, con tres tiradas relataron las aventuras de su monstruo, el hilo de las historias de lo más interesante, por ejemplo, Rida propuso esta trama: un día, un niño escuchando música en su casa de repente vio la sombra de Batman (¿no dan ganas de saber que ocurrió después?) pero el verdadero protagonista fue el miedo, Maryam nos habló de una niña que pidió a una estrella fugaz saber dibujar, pero la Momia Muerde-Dedos le quitó las uñas para que no dibujara, menos mal que existen los finales felices (en caso contrario tiraremos los dados las veces que haga falta), pero si algo sobra en nuestro laboratorio son talentos, como el de Alma, una nueva incorporación que demostró ser una gran maestra del suspense. Para finalizar, todos tuvieron la oportunidad de relatar sus historias vía satélite desde la biblioteca del Vicente Aleixandre a través de nuestra TV ochentera de cartón.

Lo que más nos gusta de estos juegos:
-Las imágenes son universales, se entienden en cualquier idioma.
-Su versatilidad, infinitas posibilidades y recursos.
-Generan debates muy interesantes, fomenta la expresión oral, la creación artística y despiertan la curiosidad.
-No llegan a los 10€ cada uno y, lo mejor de todo, te los puedes llevar a cualquier parte.
-Las partidas son muy cortas (que levante la mano quien nunca huyó de una partida sin terminar al Monopoly).
-Y por supuesto, no hay límite de edad, aunque pone a partir de siete años todos sabemos que un poquito antes, si les dejas experimentar, también se puede.

Contraindicaciones
-Abstenerse personas grises y apáticas o jugadores en días grises y apáticos. Este tipo de juegos se potencian según el grado de implicación de los participantes, sin pasión no puede surgir la magia.
El poder de las imágenes es infalible, en breve fabricaremos nuestra propia herramienta para creación narrativa con nuestras propias Story Stones (es decir, que pintaremos imágenes en piedras para crear relatos originales)... Pero eso es otra historia.

¿Os atrevéis a jugar en casa?

Por cierto, Vicenta la Bibliotecaria nos ha regalado una palabra para nuestro bote de mermelada y nos encanta: ¡PARAGÜERO!
Además, nos hemos estrenado con alguna palabra en árabe, en inglés y quizá, el próximo jueves, también en holandés. Este bote pinta pinta rico, rico, rico.

Nos vemos los jueves a las cinco de la tarde en la biblioteca del Vicente Aleixandre



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